Aunque Marvin Arbey Algarín Marino sabía que el pistolero que lo había herido y que lo venía persiguiendo finalmente lo asesinaría, les pidió a tres niños que estaban en la casa donde intentó salvarse del macabro ataque a balazos, que se escondieran para que no les pasara nada.
De inmediato, los menores de 7, 9 y 11 años (dos niñas y un niño), corrieron a esconderse, mientras el agresor no tuvo ningún reparo en entrar hasta la cocina de la vivienda ubicada en la calle 15 con avenida 24 del barrio Policarpa, en la ciudadela La Libertad, para rematar a Algarín, de 31 años, de varios impactos en la cabeza. El hecho ocurrió a las 8:30 de la noche del viernes.
En medio del ataque, la venezolana Minervis Andreina Mijares Muñoz, de 23 años, recibió un balazo en la espalda, mientras Algarín le pedía que lo ayudara para que no lo mataran.
“El hombre (pistolero) entró a la cocina y lo primero que hizo fue dispararle a Minervis y luego le disparó al muchacho que quedó muerto ahí mismo”, comentó la mujer que vive en la vivienda,madre de dos de los tres niños que estaban en el momento del crimen.
Mijares trabaja en la casa, donde además, funciona un negocio comercial.
Luego de que el pistolero cumplió su objetivo, salió de la casa tranquilamente y huyó junto a un cómplice que lo esperaba afuera en una motocicleta.
Persecución mortal
Algunos testigos del crimen, aseguraron que Algarín fue perseguido por sus homicidas, que lo atacaron a bala en el trayecto de varias cuadras, antes de que él ingresara a la casa para intentar refugiarse de las balas.
“Eso parecía de película, lo persiguieron mientras le disparaban. De repente él se metió a esa casa, pero no logró salvarse”, dijo uno de los testigos.
El homicidio de Algarín, sorprendió a los habitantes de esta zona, porque era un mecánico de motocicletas reconocido en el sector.
La escena del crimen rápidamente fue invadida por vecinos, familiares y curiosos que protagonizaron escenas de dolor al percatarse de que su ser querido estaba sin vida en el lugar.
La salida a la muerte
Una tía de Algarín, recordó que su sobrino estuvo trabajando el viernes como siempre lo hacía en su taller, que funcionaba en la casa donde vivía con su mamá y su tía, en el barrio Vallester, y tras terminar la jornada, cenó junto a ella y estuvieron conversando en el patio de la casa.
“De repente él se fue para la habitación y estaba chateando en el celular. Cuando me di cuenta se puso una camisa y salió en la moto. Yo creo que alguien le pidió que fuera a algún sitio”, dijo la mujer, mientras adelantaba ayer los trámites para reclamar el cadáver en las instalaciones de la Unidad de Reacción Inmediata (URI) de la Fiscalía.
Asimismo, recordó que al menos media hora después de que Algarín salió de la casa, pasaron dos hombres frente a su vivienda a bordo de una moto, mientras el parrillero llevaba un arma en la mano haciendo disparos.
“Yo me preocupé de inmediato, porque él había salido y me entró una corazonada”, dijo.
Los familiares del mecánico lo recuerdan como un hombre respetuoso, alegre, trabajador y honesto.
Desconocen algún problema o amenaza en su contra.
Miembros de la Brigada Interinstitucional contra Homicidios (Brinho), practicaron la inspección del cadáver.
fuente/laopinion.com
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