Para dimensionar la cifra, se puede decir que esa cantidad de toneladas es igual a ver 421 ballenas, de 23.000 kilogramos de peso, en promedio.
Por esto, el informe sostiene que se deben tomar cuatro caminos para avanzar en esta tarea, como incrementar la eficiencia y resiliencia de los sistemas agropecuarios, conservar y restaurar los ecosistemas y su biodiversidad, reducir la pérdida y desperdicio de alimentos y garantizar la seguridad alimentaria y promover dietas saludables.
¿Qué dice el informe?
Sobre el desperdicio de alimentos destaca que “estas pérdidas y desperdicios deben ser reducidos a la mitad –a 2050–, en línea con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, sobre todo porque, como lo plantea el Departamento Nacional de Planeación (DNP), con esas 9,7 millones de toneladas se podría alimentar a una ciudad como Bogotá, de 8 millones de habitantes.
Es decir, el país deberá sumar esfuerzos para que en 2050 la cifra de alimentos desperdiciados sea de 4,85 millones de toneladas cada año.
Fabrice De Clerck, coautor del informe, manifestó que se requieren esfuerzos alineados entre lo público y lo privado para que de esta manera, el cumplimiento de las metas pueda ser una realidad.
Cambio de dieta
Otro asunto que planteó el informe, además de reducir los desperdicios, es incentivar hábitos alimenticios saludables que redundarán en cambio de dieta.
Por ejemplo, cita De Clerck, el informe señala que cada ciudadano en el mundo requiere 2.500 calorías cada día y, para ello, “debería consumir de 0 a 100 gramos de carne, de 0 a 100 gramos de pollo y de 0 a 100 gramos de pescado por semana, que es algo así como un kilo semanal de proteína de origen animal semanal”, pero teniendo un complemento de dieta saludable, en el que se incluyan verduras y sin excesos de azúcares y sales.
Aquí es importante mencionar que, según el informe, “más del 50 % de los hogares del país no tienen alimentos suficientes para llevar una vida sana y saludable”.
De acuerdo con la Coalición para la alimentación y uso del suelo en Colombia (integrada por cuatro entidades, incluyendo la Alta Consejería presidencial para el Posconflicto), el país también debe redoblar sus esfuerzos contra la obesidad y la desnutrición, sobre todo porque “siete de cada 100 menores de edad en situación escolar presenta desnutrición crónica y el 38 % de la población tiene sobrepeso”
Ante esto, la nutricionista Michela Espinoza, y delegada de la FAO, señala que el informe presentado muestra que “las guías alimentarias que tenemos, en las que se recomienda el consumo de frutas y verduras, están alineadas con las necesidades evidenciadas”.
El informe concluye que “más que duplicar el consumo de alimentos saludables”, se debe lograr una reducción de “más del 50 % en el consumo mundial de alimentos menos saludables como los azúcares añadidos y la carne roja (principalmente reduciendo el consumo excesivo en países ricos)”.
Marcela Quintero, directora del área de Investigación del Centro Internacional de Agricultura Tropical (Ciat), además de resaltar el informe alrededor del cambio de dieta, también indicó que se debe apostar por sistemas alimentarios sostenibles, “porque no solo se debe centrar en el cambio de dietas, sino en los cambios requeridos a nivel de producción para lograr sostenibilidad ambiental”.
¿Es fácil?
Pese a que el estudio plantea un panorama de confianza alrededor del cumplimiento de esas metas, Alejandro Gaviria, director del Centro ODS para América Latina y el Caribe de la U. de Los Andes, señaló que no es tan positivo frente a estas apuestas.
Según él, para que esto sea una realidad, se deben cambiar los comportamientos de la sociedad en general y visualizarlo como una apuesta, no solo política, sino privada.
“Queremos disminuir el desperdicio de alimentos en 50 %, pero tenemos que implementar tres tipos de estrategias: cambios tecnológicos, cambios institucionales, cambios en los valores y la cultura”.
Aunque Gaviria es menos optimista con la posibilidad de que estos cambios se den, el informe destaca que “es una oportunidad sin precedentes para desarrollar sistemas alimentarios como un hilo común entre muchas políticas internacionales, nacionales y empresariales” para que, de esta manera, se logre mejorar la salud y la sostenibilidad ambiental.
De acuerdo el DNP, así se desperdicia la comida:
• 3,95 millones toneladas (40,5%) en la etapa de producción agropecuaria.
• 1,93 millones de toneladas (19,8%) se pierde en el proceso de poscosecha y almacenamiento.
• 342 mil toneladas (3,5% ) en los procesos de procesamiento industrial.
• 2,01 millones de toneladas (20,6% ) se desperdicia en la distribución y retail.
• 1,53 millones de toneladas (15,6%) en los hogares.
Fuente/Vanguardialiberal.com
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